EL MISTERIO DEL CHOCOLATE EN LA NEVERA
http://www.inmujer.migualdad.es/mujer/publicaciones/docs/misterio%20chocolate.pdf
jueves, 25 de octubre de 2012
lunes, 22 de octubre de 2012
sábado, 6 de octubre de 2012
Cuentos no sexistas
Historia de los bonobos con gafas, Adela Turín
[…]
Un día, un poco aburridos de hacer siempre lo mismo, los bonobos
decidieron instruirse. Después de días y más días de discusiones,
votaciones, deliberaciones, conclusiones y decisiones...los cuatro
bonobos más guapos partieron hacia Belfast, para aprender inglés.
Y un buen martes, los cuatro guapos volvieron de Belfast, cada uno con un par de gafas y una maleta negra. Los cuatro bonobos gafudos se instalaron en el árbol más alto, y se pasaron un día entero gritando palabras rarísimas que nadie sabía ni entendía: "Full! Stop! Ring! Black!", gritaban.
Los otros bonobos estaban petrificados de admiración.
... y entonces les enseñaron a lo otros bonobos las palabras y cuando las habían aprendido les daban un par de gafas negras que habían traído en las maletas, pero...
También las bonobas escuchaban las lecciones, y también ellas aprendieron las palabras. Pero los bonobos no les daban las gafas, porque había la costumbre de que las bonobas llevaran un pañuelo en la cabeza, y con el pañuelo las gafas resbalaban y caían.
Algunas bonobas quisieron quitarse el pañuelo para poder llevar gafas, pero los bonobos se rieron y burlaron tanto que tuvieron que volver a ponerse los pañuelos a toda prisa. Y los bonobos pensaban: "Es mejor así. Porque si las bonobas se pusieran también a enseñar las palabras, ¿quién recogería los frutos y las bayas, las pepitas y las semillas, las raíces y los capullos para nosotros y para los pequeños?"
Pero las bonobas se cansaron...
Y un buen día decidieron cambiar de bosquecillo y hacer solo aquellas cosas que les gustaban de verdad.
Y plantaron flores y hierbas aromáticas, hicieron música, fabricaron hamacas fresquitas para el verano y tejieron colchas para las noches frías, se inventaron juguetes para los niños...
El bosquecillo se volvió bonito, y tranquilo, y cómodo. Estaba lleno de música y juegos. Olía muy bien. Las bonobas y los bonobitos recogían juntos los frutos y bayas, pepitas y semillas, raíces y capullos, cada uno para sí y todos para los más pequeños.
Y los bonobos tuvieron que quitarse las gafas y buscarse la comida...
Y parece, incluso, que algunos bonobos pidieron a las bonobas quedarse allí y compartir aquella vida tan agradable. Pero sobre esto nada se sabe con certeza: esta historia ocurrió hace tantos, tantísimos años."
Y un buen martes, los cuatro guapos volvieron de Belfast, cada uno con un par de gafas y una maleta negra. Los cuatro bonobos gafudos se instalaron en el árbol más alto, y se pasaron un día entero gritando palabras rarísimas que nadie sabía ni entendía: "Full! Stop! Ring! Black!", gritaban.
Los otros bonobos estaban petrificados de admiración.
... y entonces les enseñaron a lo otros bonobos las palabras y cuando las habían aprendido les daban un par de gafas negras que habían traído en las maletas, pero...
También las bonobas escuchaban las lecciones, y también ellas aprendieron las palabras. Pero los bonobos no les daban las gafas, porque había la costumbre de que las bonobas llevaran un pañuelo en la cabeza, y con el pañuelo las gafas resbalaban y caían.
Algunas bonobas quisieron quitarse el pañuelo para poder llevar gafas, pero los bonobos se rieron y burlaron tanto que tuvieron que volver a ponerse los pañuelos a toda prisa. Y los bonobos pensaban: "Es mejor así. Porque si las bonobas se pusieran también a enseñar las palabras, ¿quién recogería los frutos y las bayas, las pepitas y las semillas, las raíces y los capullos para nosotros y para los pequeños?"
Pero las bonobas se cansaron...
Y un buen día decidieron cambiar de bosquecillo y hacer solo aquellas cosas que les gustaban de verdad.
Y plantaron flores y hierbas aromáticas, hicieron música, fabricaron hamacas fresquitas para el verano y tejieron colchas para las noches frías, se inventaron juguetes para los niños...
El bosquecillo se volvió bonito, y tranquilo, y cómodo. Estaba lleno de música y juegos. Olía muy bien. Las bonobas y los bonobitos recogían juntos los frutos y bayas, pepitas y semillas, raíces y capullos, cada uno para sí y todos para los más pequeños.
Y los bonobos tuvieron que quitarse las gafas y buscarse la comida...
Y parece, incluso, que algunos bonobos pidieron a las bonobas quedarse allí y compartir aquella vida tan agradable. Pero sobre esto nada se sabe con certeza: esta historia ocurrió hace tantos, tantísimos años."
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